lunes, 26 de diciembre de 2016

Informe económico. Japón (1990-actualidad)

Se dice que no existe en el mundo ninguna otra economía que presente tanto misterio como la japonesa, es una economía bastante complicada de entender y a veces presenta un comportamiento bastante extraño. Japón durante estos últimos años ha sufrido de una deflación crónica y ha experimentado una década de estancamiento económico.

Al acabar la guerra Japón quedó arruinada, el país se encontraba con una destrucción total. Recordaremos que Japón atacó la base naval estadounidense de Pearl Harbor en diciembre de 1941, lo que llevó al país norteamericano a declarar la guerra al Imperio Japonés en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Resulta sorprendente como en unos 20 años logró recuperarse y convertirse en la segunda economía mundial y todavía lo sigue siendo hoy en día. La cooperación entre el gobierno y las industrias, el trabajo duro y el dominio de la tecnología fueron factores importantes en el resurgimiento de la economía del país. Además, Japón se benefició de la colaboración de Estados Unidos, especialmente tras el estallido de la guerra de Corea. El gobierno estadounidense ayudó con inyecciones económicas y acuerdos comerciales, el gobierno de Japón adoptó políticas proteccionistas e incentivó la industria privada para salir de la crisis. Durante los primeros años después de la guerra surgieron muchas formas de trabajar en el mundo empresarial que han pervivido hasta nuestros días.

Desde el 65 hasta el 70 se produjo un boom económico conocido en Japón como Izanagi. Durante el boom el PIB creció a un ritmo del 11%-13% anual. Al final del boom el PIB Japonés era un 70.4% mayor que al comienzo, en 1965. La clave de estos años fue producir y exportar. Durante los 70 siguió creciendo pero a un ritmo mucho más lento.

A finales de los 80 se produjo el segundo boom económico japonés. La clave de este boom fue la producción y exportación de aparatos electrónicos y coche. En el periodo 1955-1989 el valor de los bienes inmuebles japoneses se había multiplicado por 75, y suponían el 20% de la riqueza mundial. El valor de las acciones de la bolsa japonesa se multiplicó por 100 en este periodo. Una sola empresa japonesa (Nomura Securities) valía más que todas las casas de bolsa norteamericanas. La economía japonesa estaba embalada, tenían la mayor renta per cápita del mundo, en Tokyo se respiraba riqueza. Tokyo se convirtió en la ciudad con mayor PIB del mundo por delante de Paris y Nueva York.


El problema vino a finales de los ochenta cuando ciertos movimientos en la bolsa comenzaron a quebrar la confianza de las grandes corporaciones. Los sueldos comenzaron a bajar y como consecuencia el consumo interno dejó de subir. La subida de los tipos de interés alimentó la burbuja que estalló en 1989. Durante los años siguientes los precios de los bienes cayeron en Japón tanto como lo habían hecho durante la Gran Depresión mundial. Los precios inmobiliarios cayeron a una décima parte de su nivel máximo. La propiedad comercial cayó cien veces respecto a lo que había alcanzado durante la burbuja.

Como consecuencia de la crisis financiera se inició una recesión económica que todavía continua a día de hoy. Explica esto la deflación crónica y el estancamiento crónico que sufren los japoneses.

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